martes, 10 de enero de 2012

EFT


EFT (Emotional Freedom Techniques: Técnicas de Liberación Emocional en español) es un método de autoayuda revolucionario que actúa sobre cualquier emoción negativa de manera generalmente rápida, sencilla y altamente eficaz. La ansiedad, la tristeza, el miedo, las obsesiones, la ira, el sentimiento de culpa, la falta de autoestima alteran nuestra vida provocando un desequilibrio vital que afecta todas nuestras áreas: personal, familiar, social, profesional.
EFT equilibra nuestro sistema corporal y las emociones alteradas consiguiendo así el bienestar y la paz tan necesarias, funcionando generalmente cuando nada antes lo ha conseguido, notando sus efectos incluso desde la primera sesión.


Está basada en la Acupuntura China y sus sistemas de meridianos que defiende que si la energía fluye adecuadamente por nuestro cuerpo el bienestar siempre nos acompañará, pero cualquier exceso, déficit o bloqueo en el sistema provocará un malestar que alterará nuestras emociones, las cuales, si no son corregidas a tiempo, podrán manifestarse en el cuerpo en forma de síntomas físicos o emocionales, tales como miedo, malestar general, ansiedad, dolor, tristeza, ira, culpa, etc.

Esta técnica nos ayuda en todas las facetas de nuestra vida, tanto en el trabajo, en el manejo del estrés, en las relaciones con la familia, amigos, pareja, dificultades personales, como para encontrarnos bien con nosotros mismos. Cada aplicación de la técnica dura minutos, consiguiendo hacer desaparecer cualquier tensión que pueda existir en el cuerpo y que esté afectando nuestra persona y nuestra vida. El número de sesiones se reduce, en general, considerablemente y los eventos específicos generadores de malestar en forma de ansiedad, miedos, sentimientos de culpa o de ira, siguen percibiéndose, pero las emociones negativas que los acompañan disminuyen en cada aplicación su intensidad hasta desaparecer. Es decir, no se olvidan los recuerdos o situaciones vividas, lo cual significaría una especie de huída o de tapar algo, sino que el recuerdo, como decíamos, permanece pero ahora podemos gestionarlo adecuadamente.
Por todo ello, merece la pena intentarlo.

Todos cuando nacemos venimos al  mundo desnudos, sin carga aparente, sin ropajes ni elementos que dificulten ese nacer.

A lo largo de nuestra vida, con nuestro crecimiento, nos colgamos (o nos cuelgan) sin saberlo una mochila que en lugar de llevar pan y buen vino, para el camino, se va cargando con piedras pesadas, que van aumentando nuestro peso, nuestra carga, poco a poco de tal forma que casi ni nos damos cuenta de ese pequeño aumento. Pero es acumulativo, es decir, va siendo cada vez mayor conforme añadimos nuevas piedras.

Esas piedras son emociones negativas, fruto de experiencias, ideas, pensamientos repetidos, "consejos" recibidos, amores perdidos, frustraciones, miedos y un largo etcétera., que nos va acompañando en nuestro crecer, en la educación que recibimos, aunque sea realizada con la "mejor intención". Asi, el miedo, la ira, la culpa, la falsa humildad, la necesidad de afecto, por nombrar sólo algunas de esas piedras, se convierten en nuestra carga personal, propia e insustituible de tal forma que casi creemos y llegamos a pensar que ese peso es el nuestro, el real, el verdadero, aunque nos duela y fatigue. Y así caminamos todos los días tomando por "normal" lo que es "añadido".

La ansiedad, el estrés, no son malos en sí mismos, sino que consisten en una respuesta adaptativa que nuestro organismo necesita y emplea para poder enfrentar situaciones donde se requiere una especial entrega por nuestra parte, como por ejemplo huir ante un peligro.

Cuando vamos a realizar un esfuerzo importante, físico o intelectual, nuestro cuerpo se prepara para la acción, intensifica la producción de sustancias que activan el organismo y crea un estado de alerta general que nos permita rendir al máximo y con el mayor éxito en la tarea en cuestión. Un ejemplo, desde el punto de vista del esfuerzo físico sería una prueba atlética o una huida ante un peligro real y desde el punto de vista intelectual un examen o una conferencia o charla. En estos casos nuestros pensamientos y emociones nos preparan positivamente para llevar a cabo la tarea de forma adecuada: se aceleran los latidos del corazón, aumenta el ritmo respiratorio, y se crea una especie de tensión corporal, signos inequívocos de la preparación necesaria para afrontar esa situación lo mejor posible.

Como Einstein ya afirmó, todo es energía, incluso en nosotros. Ese tipo de emociones comentadas producen bloqueos en nuestro sistema energético y EFT actúa desbloqueándolo, logrando que le energía vuelva a fluir armoniosamente solucionando de paso cualquier problema que tuviese su raíz en ello.

Entre el exterior y nosotros están nuestras emociones que determinan la forma en que enfrentamos el mundo y todo lo que nos rodea y, normalmente, suele reflejar en forma de diferentes problemas todo lo que nos afecta, tanto lo que no dejamos salir (tensión, ira, estrés) como lo que no queremos que entre, aunque estemos deseando que lo haga (relaciones, timidez, comunicación, etc.).

Podemos sentir alegría, valor, euforia, ilusión, esperanza pero también miedo, tristeza, desilusión e incluso estrés. Todas estas emociones forman parte de nuestro bagaje propio y personal y son las que nos permiten disfrutar con alegría de una fiesta entre amigos, ilusionarnos ante una nueva relación o trabajo, sentir el amor que recibimos y damos pero también evitar algún peligro gracias al miedo, huir del mismo gracias a la activación que proporciona el estrés.

Así, en ocasiones, la ansiedad, el estrés, el pánico parecen dominar nuestra vida en lugar de la alegría, ilusión y esperanza comentadas anteriormente. Ese tipo de emociones no sólo interfieren a nivel psicológico sino que interfieren de forma notable en nuestro entorno personal, familiar, profesional, social y, por supuesto, en nuestra salud.
Miedos, Fobias, Estrés, Depresión, Pánico, Ansiedad, Claustrofobia, Inseguridad, Ira, Culpa, Dolor de cabeza (migraña), Dolor físico en general, Alergias, problemas de piel y así se podría continuar la lista casi indefinidamente.

La Ansiedad, el estrés, la tristeza, la ira y el miedo o fobia se resuelven bien desde la psicología tradicional, aunque a veces lleva demasiado tiempo y se puede sufrir en cierto modo al intentar solucionarlo.